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La labor de la Comisión de la Verdad fue mucho más que una investigación sobre lo ocurrido durante décadas de conflicto armado en Colombia. Fue, ante todo, una apuesta ética y política por el reconocimiento: que quienes sufrieron, pero también quienes causaron el daño, miraran de frente los hechos y asumieran su lugar en la historia. Reconocer no es solo un acto de verdad; es el primer peldaño en la larga escalera de la reconciliación. Porque solo a través del reconocimiento es posible comenzar a restaurar el tejido social desgarrado por la violencia, ese orden que las armas quebraron imponiéndose sobre los más vulnerables.
Entre 2019 y 2021, se realizaron 51 Encuentros por la Verdad. Fueron espacios extrajudiciales donde los testimonios, los símbolos y las palabras tejieron un nuevo lenguaje para la dignidad. Las víctimas encontraron allí un escenario para ser escuchadas, no como cifras sino como seres humanos con nombres, memorias y cicatrices. Y los responsables —excombatientes, exmilitares, empresarios, políticos— tuvieron la oportunidad de recuperar algo de su humanidad perdida, de enfrentar su pasado y ofrecer disculpas públicas. Cada encuentro fue una escuela de empatía y vergüenza restaurativa, un territorio donde afloraron emociones largamente silenciadas y donde la paz dejó de ser una abstracción para convertirse en una posibilidad concreta.
Campesinos, comunidades étnicas, familiares de desaparecidos, exsecuestrados, adultos que fueron reclutados cuando eran niños… todos tuvieron la posibilidad de tomar la palabra frente a un país que todavía no dimensiona la profundidad de su herida. Y también fueron memorables aquellos momentos en los que los perpetradores, de forma voluntaria, asumieron su responsabilidad en actos realizados tanto a nivel nacional como en regiones profundamente marcadas por la guerra. Esas escenas en las que pidieron perdón con la voz entrecortada y los ojos bajos fueron testimonio de que la reconciliación no es un ideal ingenuo, sino una apuesta posible.
La transmedia de la Comisión de la Verdad ha preservado la memoria de estos encuentros en el especial Dignificando a las víctimas y promoviendo el reconocimiento de responsabilidades. Este trabajo recopila año por año cada evento, su metodología y sus frutos, e incluye valioso material sonoro y audiovisual que amplifica las voces de los testigos, aporta contexto y sustenta la urgencia de una dignificación profunda de las víctimas.
Te invitamos a explorarlo y a dejarte interpelar por estas verdades vivas.
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| Imagen: Úber Bánquez ‘Juancho Dique’ exjefe de las AUC (segundo de izq. a der.) ofrece disculpas a dos sobrevivientes de la masacre de El Salado durante encuentro de la Comisión de la Verdad en Cartagena – Crédito: Comisión de la Verdad (2020)
Pedir perdón, ofrecer disculpas, decir “lo siento”, reconocer la culpa, mostrar arrepentimiento… Son gestos simples en apariencia, pero de los más complejos y valientes en la historia del conflicto armado colombiano. Actos difíciles de pronunciar, más aún cuando se trata de quienes causaron dolor, rompieron vidas, violentaron cuerpos y borraron nombres. Sin embargo, la Comisión de la Verdad logró lo que parecía impensable: que cientos de responsables de violaciones a los derechos humanos encontraran el valor para hacerlo.
Estas palabras hoy forman parte del legado ético y político de la Comisión. No fueron solo declaraciones, sino puentes tendidos hacia la posibilidad de una paz duradera. Cada expresión de arrepentimiento fue una grieta en la muralla del silencio, una luz en medio de la oscuridad de la guerra, un acto de humanidad que dignificó a quienes más habían sufrido.
El video Acercándonos a la Verdad reúne algunos de estos momentos esenciales. Es un testimonio audiovisual que subraya la importancia del reconocimiento de responsabilidades no como un trámite simbólico, sino como un paso imprescindible para que la violencia no se repita, y para que las víctimas sean, por fin, tratadas con la dignidad que durante tanto tiempo les fue negada. |
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El tránsito de combatientes —o de grupos enteros— entre organizaciones armadas ha sido uno de los fenómenos más complejos y persistentes del conflicto colombiano. La Comisión de la Verdad lo abordó con especial atención, reconociéndolo como una de las causas estructurales que perpetúan y reciclan la guerra. Esta práctica, que ha pasado en gran medida inadvertida para la opinión pública, hoy se revela con mayor nitidez en la fragmentación y reconfiguración de los grupos armados actuales.
Este fenómeno, conocido como transfuguismo, describe el paso de individuos entre bandos enemigos conservando su rol de combatientes, sin que el cambio de insignia implique necesariamente un cambio de convicciones. Aunque se trata de una dinámica extendida —presente en guerrillas, paramilitares y también en la Fuerza Pública— ha sido escasamente estudiada y, cuando se ha hecho, ha sido de forma tangencial.
El caso “Tránsito intergrupal de combatientes en el conflicto”, incluido en el Informe Final, ofrece un análisis cualitativo que se adentra en las motivaciones de quienes cruzan de un bando a otro, y en las razones por las que las organizaciones armadas los aceptan. Más que excepciones, estos tránsitos se han convertido en mecanismos funcionales de la guerra: permiten asegurar el capital humano necesario para mantener el control territorial, alimentar las redes de inteligencia y expandir formas de financiamiento como la extorsión o el secuestro.
El estudio se centra especialmente en las regiones del Magdalena Medio y el Urabá, desde la década de 1980 hasta el año 2022, y documenta con detalle las trayectorias de combatientes que han transitado entre guerrillas, paramilitares y cuerpos de seguridad del Estado. Lejos de ser una historia del pasado, el transfuguismo sigue operando como una fuerza silenciosa que alimenta la persistencia del conflicto y de sus lógicas más profundas. |
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| Imagen: Francisco de Roux, expresidente de la Comisión de la Verdad, durante discurso de presentación del Informe Final de la Comisión – Crédito: Comisión de la Verdad (2022)
Al culminar su labor, la Comisión de la Verdad había reunido un acervo sin precedentes: 28.500 entrevistas, 14.971 testimonios, 1.236 informes, más de 23.000 horas de grabaciones y 58.000 imágenes que alimentaron la construcción del Informe Final. Se trata del archivo más amplio, sistemático y profundo sobre el conflicto armado en Colombia, y ha sido reconocido como patrimonio documental de la Nación e incluido por la UNESCO en el Registro de Memoria del Mundo de América Latina.
Este archivo 100% digital corresponde al Fondo Documental de la Comisión de la Verdad, y su titularidad fue otorgada oficialmente en mayo de 2023 a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), como entidad depositaria en el Sistema Integral para la Paz. Desde entonces, cada documento ha sido indexado, catalogado y protegido de la mano con el Archivo General de la Nación para garantizar su preservación, y próximamente su consulta pública y máxima difusión. Además, una copia de este Fondo reposa en Suiza y toda la información de carácter público que se encuentra en dicho archivo, se puede consultar sin restricciones en www.comisióndelaverdad.co.
Los detalles sobre esta arquitectura documental según las proyecciones de la Comisión al finalizar su mandato — marco jurídico, la localización física de los fondos y su acceso digital— están disponibles en de la plataforma multimedia de la Comisión de la Verdad. Puedes explorarlo en el siguiente enlace.
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La consigna, en apariencia sencilla, resultó ser un exigente reto de creatividad literaria: escribir relatos inspirados en los hallazgos y testimonios del Informe Final de la Comisión de la Verdad. El resultado es un libro polifónico y conmovedor, Verdades compartidas, donde la verdad no solo interpela al presente, sino que también alimenta la imaginación. El libro fue una iniciativa del Hay Festival y del International Center for Transitional Justice (ICTJ), quienes hicieron la convocatoria a nueve autores; y se publicó en alianza con Editorial Planeta con el apoyo de la embajada de Suecia.
Entre los autores figuran nombres como la uruguaya Fernanda Trías, el dominicano Junot Díaz, la argentina Leila Guerriero y el colombiano Juan Gabriel Vásquez, entre otros. Cada texto es una prueba luminosa de que la verdad no solo se relata: también se reescribe, se transforma, se reimagina.
Estas historias confirman que el Informe Final no es un punto de cierre, sino una obra abierta, viva, con múltiples lecturas posibles. Una fuente inagotable de memoria, conciencia y creación.
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| | También puedes conseguirlo en las principales librerías o portales de libros del país. |
| | La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición fue una institución creada en 2017 para contribuir a sentar las bases de la paz. Entregó su informe final en junio de 2022.
Todos los materiales publicados en este boletín, incluidas las imágenes, fueron extraídos de la transmedia comisiondelaverdad.co y no son atribuibles al ICTJ.
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