Los niños y las niñas siguen siendo la carne de cañón del conflicto armado. El reclutamiento de menores, que constituye un crimen de guerra según el derecho internacional, parece una espiral sin fin. Organismos como la ONU, alcaldes, autoridades indígenas, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y maestros han lanzado un llamado de auxilio para detener la vinculación forzada de menores a grupos armados, especialmente en regiones como el Catatumbo, el Pacífico y la Amazonía.
La Defensoría del Pueblo ha alertado sobre un aumento alarmante en estos casos: en los últimos cinco años, el reclutamiento de niños y niñas creció en un 1.000 %, y solo en 2024 se reportaron 409 casos. Sin embargo, la cifra real podría ser mucho mayor debido al alto subregistro. La utilización de menores en el conflicto es una muestra evidente de la degradación de los grupos armados y del propio conflicto.
En su informe final, la Comisión de la Verdad dedicó un capítulo a la niñez titulado “No es un mal menor”. Allí se documenta cómo los niños y niñas han sufrido de manera desproporcionada, no solo por el reclutamiento, sino también por otras formas de violencia, como abuso sexual, desplazamiento forzado, secuestro, tortura, mutilaciones por minas antipersonales, orfandad, abandono, desarraigo y pobreza extrema. Los testimonios recogidos en el informe son desgarradores y evidencian la urgencia de implementar las recomendaciones de la Comisión para evitar que estas atrocidades se repitan.
La niñez que peleó la guerra es una serie de cortometrajes animados que retratan la tragedia de al menos cuatro generaciones de niños y niñas envueltos en el conflicto armado. A través de relatos breves pero contundentes, estas historias muestran la crudeza de la guerra desde la mirada de sus víctimas más vulnerables.
Hemos seleccionado algunas de ellas para su difusión, pero también puedes acceder a la serie completa en YouTube.